MATA FUEGO

    Nuestro fuego por Dios no puede ser apagado, una adoración que no pueda ser extinguida.

 

Los mata fuegos en nuestra adoración actúan sobre tres elementos básicos para mantener una llama encendida. El calor, el oxigeno y el combustible. 

 

Tres maneras de apagar un fuego. Mojar con agua el material que esta en llamas. Cortar el suministro de oxigeno o detener la provisión de combustible.

 

La gran mayoría de nosotros en algún momento hemos deseado que nuestros corazones ardan por adorar a Dios. Pero a la vez no hemos sido cuidadosos para proteger este fuego en nuestra vida.

 

1. El agua que apaga el fuego. Las presiones y las pruebas en nuestras vidas inundan nuestra alma y logran apagar nuestra alabanza a Dios.  Una de las cosas que el enemigo busca es quebrar nuestra admiración y confianza en Dios. Existe una gran estadística de adoradores que salieron del camino por situaciones difíciles en su vida. Pero también existe una gran estadística de personas que perduran en medio de las dificultades y circunstancias levantándose con mayor fortaleza en su adoración. La biblia nos muestra que un adorador movido por el correcto significado de su amor a Dios estará dispuesto a adorar en medio de su sufrimiento, estará dispuesto en creer pase lo que pase y soportar venga lo que venga. 1 Co. 13:7 “El amor nunca se da por vencido, jamás pierde la fe, siempre tiene esperanzas y se mantiene firme en toda circunstancia.”  Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

 

En medio de la circunstancia que estes atravesando todos debemos tomar la decisión de adorarle aunque nos duela.

 

Un adorador debe buscar que aunque este abrumado por los problemas, lo abruma mas la belleza del Señor.

 

2. Cortar el suministro de Oxigeno. Esto significa apagar al Espíritu Santo.

 

Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne. Fil.3:3 RV1960

No podemos olvidar que el E.S. También puede ser contristado.

Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. Ef.4:30

Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Vs.31

La adoración a Dios es un asunto cuya esencia es desde lo espiritual. Entonces debemos asegurarnos de caminar con el E.S. para que esto suceda tenemos que hacer que nuestra vida sea una habitación apropiada para Dios. Es imposible ser un insaciable y extravagante adorador si no estamos llenos de la presencia de Dios.

3. Cortar la provisión de combustible para evitar que el fuego se expanda. La revelación de Dios es el combustible para nuestra adoración. Necesitamos disponer nuestros corazones para ver como Dios se esta revelando a nuestras vidas. La forma completa es a través de la Cruz de Jesús. Aun el siempre hecho de respirar nos recuerda a nuestro hacedor, cada hora que nos brinda también tenemos la posibilidad de vivir en su presencia. Nuestro desafío es estar ubicados en el lugar correcto donde podamos recibir esa revelación. La lectura bíblica, el congregar para tener comunión unos con otros, la creación sigue siendo ese medio para estar empapados de las maravillas del creador.

Romanos 1:20

Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. 

Si usted siente que su adoración se ha agotado es una gran señal para reconocer:

1. Que no esta alimentado el fuego de Dios. 

2. No se esta apartando un tiempo para buscar esa relación que Dios tiene para su vida a través de la oración y su palabra.

Si cualquiera de los que esta en esta reunión halla el espacio para sumergirse en la palabra de Dios, en su presencia, en su creación, pasamos tiempos con otros creyentes, entonces amaremos esa revelación que inunda nuestras vidas. Entonces la revelación de Dios inundara nuestras vidas y nuestros corazones. Experimentaremos una vez mas una adoración ardiente.

Siempre existe el lugar correcto para derramar nuestros clamores delante de Dios y estos no deben ser un critica hacia Él. Siempre existe la forma correcta de expresarlo.